5 La Realidad es una Ilusión por Velkan Corvinus

 


Por Velkan Corvinus "el Viejo"


(Primera publicación en la revista "Acephale No. 9"; Cuento 5to de la línea principal del Codex Tempesta)


—¡¿Señorita Alice?!— exclamó fuertemente el profesor Cooper.

Eh, ¡¿Sí?!— respondo sin saber qué es lo que está pasando.

Señorita Alice, ésta es la última advertencia, si no quiere estar en mi clase siéntese libre de irse. No quiero volverla a ver distraída viendo la ventana.— responde el profesor Cooper tras mi actitud despistada.

—Discúlpela profesor, está pensando en su novio otra vez— menciona uno de los alumnos mientras todos se ríen del comentario.

 

Sólo me encojo de hombros avergonzada del momento.

Suena la campana y el profesor cierra la clase. Estos días han sido muy cansados. Tuve que estudiar para cuatro exámenes de los más difíciles de mi vida, no creo aguantar más para los otros tres que vienen.

 

—¡Alice!, ¿Vienes?— grita Rebecca, mi mejor amiga.

Si, en un rato voy—

 

A veces pienso que mis padres exageran en mi educación. Estudio en el Jackson College, una de las mejores escuelas de la ciudad. Tenemos de todo tipo de clubes deportivos y de arte. Mi familia es de clase media alta así que mis padres quieren invertir en mí lo más que se pueda para seguir el legado de la familia Brown.

 

Aún con todo lo que tengo siento un vacío, me falta esa chispa que inunda los corazones de la gente feliz o de la gente que sabe que quiere en su vida. Esa emoción de sentirme viva y libre, pero, al contrario, siento que estoy atrapada en una jaula, una jaula que no puedo ver, pero sé que está ahí.

 

Cada que terminan las clases nos reunimos en la cafetería de la escuela y nos ponemos a pasar el rato mientras se nos ocurre que hacer. Tengo de los mejores amigos que se pueden tener y un novio espectacular, Lewis, el amor de mi vida.

 

 

Hey Lewis, ¿listo para el partido del fin de semana?— pregunta divertidamente Ron, uno de los amigos de mi novio.

Los venceremos como todas las veces. Simpre cambian sus estrategias, pero al final no sirven— conteste de manera fanfarrona y burlesca haciendo divertido el ambiente.

Hola amor— exclamo mientras rápidamente le doy un beso a Lewis y con mis brazos rodeo su cuello.

Alice, veo que ya no andas distraída pensando en mi— menciona con un tono burlesco.

¿Cómo?, ¡¿Quién abrió la boca?!— exclamo sorprendida mientras todos se ríen.

Vamos amiga, no tienes de que avergonzarte— me responde Rebecca de forma linda y juguetona.

 

Empezamos a platicar todos, contando chistes, anécdotas y cualquier cosa que nos quite la mala sensación de los exámenes.

 

Oigan, ¿irán a la fiesta de Billy en su casa esta noche?, se pondrá de lujo, habrá mucha bebida y muchas linduras— comenta Ron entusiasmado.

¡Cláro!, hay que ir— contesta Rebecca compartiendo el entusiasmo de Ron.

No lo sé, tengo que estudiar para los próximos exámenes— respondo de forma triste ya que me perdería de una diversión que ya me hace falta.

Hay no amiga, esta vez no se vas a zafar, vamos Lewis, convéncela—

Vamos amor, solo será un rato— se dirige a mi tomándome la cintura y haciendo una sonrisa que sabe que no me puedo resistir.

Okey, iré—

 

Rebecca celebra con todos mi respuesta, y nos ponemos en marcha hacia la zona de autobuses para irnos a nuestras casas.

 

Mientras caminábamos por la calle hacia los camiones recordé que había dejado mi cartera en la cafetería, así que regresé por ella despidiéndome de Rebecca y de Lewis.

 

Al llegar a la cafetería busqué en la mesa donde estábamos sentados, pero no la encontré, así que le pregunté a uno de los ayudantes del lugar que estaba bajando la cortina para cerrar el lugar.

 

Hola, disculpa, ¿de casualidad no sabes si en esta mesa donde estaba yo y mis amigos encontraste una cartera?—

—¿Era tuya? Si la vi pero un niño la tomó antes de que yo lo hiciera. Me dijo que te conocía y que te la iba a devolver, incluso sabía tu nombre por lo que pensé que era conocido tuyo—dijo el ayudante.

¿Niño? ¿Sabes hacia donde se fue?—pregunté.

Se fue al parque que está atrás de la escuela— dijo el ayudante apuntando hacia el lugar.

 

Después de agradecer al ayudante fui rápidamente hacia el parque a encontrarme con ese niño que me había robado la cartera.

 

Al llegar al parque encontré al niño columpiándose en un columpio todo viejo y oxidado, me sorprende que siga sin romperse. El parque estaba sólo, no había nadie más que el niño.

 

Oye disculpa, ¿tu tienes mi cartera?— pregunte al niño luego de acercarme lentamente hacia él, que estaba de espaldas en el columpio.

 

El niño dejó de columpiarse y bajo del juego, volteó y me miró a los ojos. Tenía los ojos más azules que hubiera visto en mi vida, un azul que parecía que tuviera una luz espectral que los iluminaba. Estaba vestido de forma muy extraña para un niño de su edad, me recordaba a los niños antiguos del Londres del siglo IXX que había visto en la clase de historia, incluso tenía una boina gris de abuelito.

 

El niño simplemente me miró dándome una sonrisa mostrando unos dientes perfectamente blancos.

 

¿Estás bien?— pregunté un poco inquietada con la extraña actitud del niño.

—¿Bien?, ¿Qué es bien para ti Alice?— preguntó el niño cerrando la boca pero sin perder su sonrisa.

¿Nos conocemos? ¿Cómo es que sabes mi nombre?— pregunté.

Siempre es una Alice la que me encuentra, y siempre es una Alice a la que guio, solo que nunca lo comprenden bien— respondió el niño mientras se alejaba y caminaba hacia unas sillas de piedra que estaban a orillas del parque.

Oookeyy, ¿podrías devolverme mi cartera porfavor?— pregunté al extraño niño loco que tenía enfrente de mí.

Siempre haces preguntas muy lógicas Alice, debes de dejar de pensar con la cabeza, te mantiene en la prisión— respondió el niño mientras subía a las sillas y caminaba por la orilla del respaldo jugando a mantener el equilibrio sin caerse.

 

Mi extrañeza empezaba a crecer más, este niño raro, no entendía nada de lo que estaba diciendo.

 

Como sea, se que tienes mi cartera, me la podrías devolver o llamaré a la policía— dije con un tono algo autoritario, pero con un poco de duda.

¿tu cartera? Sigues pensando con la cabeza Alice, desde un inicia no recordabas donde estaba tu cartera, ¿Qué te hace pensar que ahora lo sabes?— dijo el niño con un tono tranquilo sin perder su sonrisa.

Te vieron los de la cafetería tomarla— contesté.

¿pero tú me viste?, ¿confías tanto en la palabra de los demás?, ten cuidado Alice, los que más te engañarán serán en los que más confíes.— contestó el niño saltando al suelo luego de que se terminara por donde continuar caminando en las orillas de las silla.

¿y podría creer que tu no la tienes?— le pregunté al niño retanto su misma lógica.

 

El niño se puso frente a mí, me miró directamente a los ojos ofreciéndome una sonrisa en donde nuevamente mostraba sus blancos dientes.

 

Si no puedes recordar algo, es como si nunca hubiera pasado. De la misma manera, no puedes recordar algo que nunca pasó. Esfuérzate demasiado en recordar y tu memoria puede mentir.—

 

El niño señaló con su mano derecha mi bolso que estaba cargando. Al momento de abrirla vi claramente mi cartera.

 

Pero, ¿Cómo es posible?, juro que no estaba aquí?— mencioné desconcertada.

 

No recordabas, así que te esforzaste y tu mente creo una respuesta que no existe. Lo que llamas realidad es simplemente una ilusión creada por alguien más que la está generando. La única manera de liberarse de eso, es con la libertad de la locura, pues, ¿Qué clase de persona negaría algo como la realidad sino un loco?— dijo el niño mientras caminaba hacia los juegos.

 

¿Alice?— dijo Lewis que se había regresado a buscarme.

—¿Dónde estabas? Me preocupe al ver que no regresabas.— dijo Lewis.

Perdón, estaba buscando mi cartera y el muchacho que ayuda en la cafetería me dijo que la tenía un niño que estaba en el parque y vine.— dije explicando.

¿Niño?, ¿cuál niño?— preguntó Lewis con una expresión de que no entendía lo que estaba diciendo.

Ese niñ…— al momento de voltear a donde estaba el niño él ya no estaba.

Estaba un niño aquí, estaba hablando con él.—contesté tratando de explicar que era cierto lo que estaba ocurriendo.

Cuando llegué aquí vi que estabas hablando, pero no había nadie, hablabas sola, eso era lo que parecía— contestó.

 

No tenía sentido lo que estaba ocurriendo.

Lewis me tomó de las manos y me llevó lejos del parque hacia donde estábamos en un inicio esperando el transporte.

 

No tiene sentido, juro que lo vi, incluso el de la cafetería lo vio él me lo dijo.— dije a Lewis aún sin aceptar que aquello no hubiera pasado.

Alice, la cafetería solo tiene ayudantes mujeres, nunca a tenido hombres, solo el dueño, pero el tiene 50 años.— respondio Lewis un tanto consternado de lo que estaba diciendo.

 

¿Estaré volviéndome loca?

 

¿paso por ti a las 9?, para la fiesta— mencionó Lewis cambiando de tema.

—Sí, claro, creo que diversión es lo que me hace falta— respondí queriendo olvidar lo que sea que haya pasado hace unos momentos.

 

El autobús nos recogió y nos llevó a nuestras casas.

Mientras me arreglaba para la fiesta no dejaba de pensar en lo que había ocurrido.

 

—¿Hija?, ya vino Rebecca— gritó mi mamá desde las escaleras.

Dile que suba—

 

Rebecca subió y vi que ya estaba vestida de forma muy provocativa.

 

O no amiga, no vas a ir de monja a esta fiesta, si quieres tener sexo con Lewis tienes que ir casi como puta— dijo Rebecca mirando con desaprobación lo que pensaba ponerme.

Espera Rebe, ¿sexo?, no creo estar lista para eso, apenas llevo un mes con Lewis, creo que no es el momento aún— respondí un tanto apenada por lo que dijo.

Amiga, siendo sincera, tienes un cuerpazo, unos lindos ojos verdes, y un cabello castaño claro ondulado que puede derretir a cualquier hombre, debes de empezar a sacar provecho.— mencionó Rebecca mientras sacaba un conjunto mío de una falda de mezclilla y una blusa que sólo cubría mis pechos dejando al descubierto mi cintura.

 

Después de varios si y no decidí hacerle caso a Rebe, al final sólo era una vez.

Lewis vino y nos recogió. Al llegar a la casa donde iba ser la fiesta vimos que la diversión había empezado. Habí música por toda la casa, tragos de todo tipo y una psicina enorme donde ya varias chicas habían hecho uso de sus bikinis y los chicos solo estaban mirándolas sin dejar de babear, parecía alguna escena de la película Proyecto X.

 

Eyy ¡Llegaron!— gritó Ron, mientras se acercaba con varias bebidas para nosotros.

La fiesta es una locura, dicen que será una de las fiestas más legendarias— dijo Ron.

 

Lo que miraba era un caos de alcohol, bailes, besos y sexo en público.

Estaba con Rebecca que me llevó con otro grupo de chicas en donde empezamos hablar de muchas cosas y a divertirnos. Rebe inició con un juego de verdad o reto en donde yo revelé que nunca había tenido sexo con nadie, todas se sorprendieron, a lo cual Rebe disolvió el asombro.

 

No se preocupen, hoy es el día en que la niña se volverá mujer— me tomó de la mano, y junto con las demás, me llevaron a un cuarto en donde me dejaron encerrada.

¡Rebecca abre la puerta! No es chistoso— grité golpeando la puerta después de que la habían cerrado.

Es por tu propio bien Alice, se que me lo vas agradecer— dijo Rebe mientras escuchaba que se reía con las demás y se alejaban del lugar.

 

Del baño de la habitación salió Lewis, al parecer se había bañado y solamente tenía una toalla tapando sus partes mientras mostraba un torso muy bien formado por ser el capitán del equipo de football de la escuela.

 

¿Lewis?, ¿Qué haces aquí?— pregunté un tanto sorprendida.

Ayudando a quitarte ese estigma de niña mojigata que te pone Rebecca— menciona Lewis mientras se acerca hacia mi de forma seductora.

Mira Lewis, se que tu y Rebe planearon esto, gracias pero no, absolutamente no es el momento— dije tratando de mantener distancia mientras él se acercaba.

Vamos Alice, se que lo quieres en algún rincón de tu ser, sólo ayudo a acelerar ese deseo— dijo Lewis mientras me tomaba de la cintura y con a otra mano tomo la mía y la llevó adentro de su toalla para que tocara sus partes.

 

En ese momento rápidamente entré en sí rompiendo con ese momento.

 

¡Suficiente Lewis! Creo que hasta aquí llegamos tú y yo— mencioné contundentemente enojada mientras me dirigía hacia la puerta para tratar de abrirla.

 

Lewis se quitó la toalla quedando completamente desnudo, fue hacia mi y me tomó con fuerza.

 

¡Creo que no te estaba dando una opción Alice—

 

Fuertemente me lanzó contra la cama, se puso sobre mí y procedió a tratar de desnudarme mientras me besaba bruscamente. No creía lo que estaba pasando, trataba de detenerlo, de gritar, pero la música y el ruido de afuera ahogaba mis intentos por ser escuchada. En ese momento ocurrió algo.

 

Algo pequeño cayo en la espalda de Lewis haciendo que este se levantara y se alejara de mí, algo lo estaba atacando, algo pequeño, peludo y negro. Durante un instante Lewis tropezó y cayó al suelo, mientras esa cosa negra saltara hacia un mueble de ropa que estaba por la ventana, fue ahí que lo puede ver bien.

 

Era un gato negro con los ojos más amarillos que jamás haya visto, estaba arqueado y esponjado mostrando sus colmillos y haciendo ese típico ruido que hacen los gatos cuando se enojan. En ese momento el gato salta a la ventana rompiéndola, como si una piedra hubiera sido lanzada hacia ella.

 

Vi que era mi momento de escapar, así que corrí rápidamente hacia la puerta. No sabía si tardaría en abrirla ya que Rebecca la había cerrado, pero curiosamente la puerta la pude abrir con facilidad, casi como si ya estuviera abierta.

 

Baje enojada directo hacia afuera, en el camino me encontré a Rebecca a la cual le di una fuerte cachetada mostrando mi enojo por lo que hizo y salí fuera de la casa.

 

Saqué mi celular hasta que de pronto una camioneta negra se puso rápidamente en frente de mi y me tomaron para meterme en ella. Intenté gritar, pero pusieron un trapo en mi cara que hizo que me cayera inconsciente rápidamente.

 

 

 

Desperté en una cama vieja de una habitación oscura, no tan oscura si no fuera por esa lámpara de cabecera que tenía a lado de mí. Todavía me dolía la cabeza y no sabía lo que estaba pasando. De repente unos tres hombres grandes y fornidos entraron a la habitación. Fueron rápidamente hacia a mi y me inmovilizaron, trate de defenderme pero fue inútil, trate de gritar pero taparon mi boca. Uno de ellos abrió mis piernas y me quitó lo que tenía dejando mis genitales al aire. Metió algo en mi vagina y luego lo sacó.

 

Es virgen, ella vale más, póngala junto a las otras— dijo con un tono muy frío y sin emociones alguna.

 

Fuertemente me llevaron afuera de la habitación llevándome hacia otro lugar. Pasé por un pasillo en donde había otras habitaciones y alcancé a ver en algunas otras chicas como yo ahí encerradas. Llegamos a una bodega grande en donde había varias personas. Ahí parecía que había un espectáculo. En medio de la multitud había una chica amarrada de una forma incómoda mientras estaba siendo penetrada por la vagina y por la boca de una manera salvaje. El rostro de terror de la chica, con las lágrimas que habían hecho que se corriera el maquillaje que tenía puesto mostraban claramente el horror que estaba sufriendo. Rápidamente me llevaron a una habitación muy grande, en donde estaban otras chicas asustadas con ropas desgastadas y rotas por el forcejeo o quien sabe que más habrían sufrido. Me lanzaron con ellas y cerraron la puerta.

 

No podía creer lo que estaba pasando, no lograba dimensionar lo que estaba ocurriendo. Inmediatamente me senté para poder digerir lo que pasaba. En ese momento una de las chicas se acercó a mí.

 

¿Estás bien? Mi nombre es Gwen— dijo la chica con una expresión asustada pero tratando de mostrar aunque sea un poco de alegría y confianza.

Hola, soy Alice, ¿sabes que esta pasando o que es este lugar?— pregunté tratando de obtener ciertas respuestas.

No sabemos muy bien qué es este lugar, pero nos mantienen aquí porque somos vírgenes. Hombres vienen por alguna de nosotras, se la llevan y no volvemos a verla jamás— menciona Gwen.

 

En ese momento entran unos hombres y me toman por la fuerza llevándome a otra habitación en donde me esperan otras tres personas. Dos hombres delgados bien vestidos y una señora mayor vestida de blanco con un pin del lado izquierdo de su saco en forma de naipe, no logré distinguir bien que contenía el pin, pero parecía una carta de las barajas de naipes.

 

Me pusieron en una cama del lugar y me quitaron la ropa, o me la arrancaron, dejándome completamente desnuda. Me abrieron de piernas, me obligaron a ponerme en ciertas posiciones mientras uno de los hombres delgados me tomaba fotos. Al final el fotógrafo le mostró las fotos a la señora, la cual asintió con la cabeza marchándose del lugar junto con los otros dos hombres delgados. Uno de los hombres grandes me lanzo un conjunto de ropa rota retirándose mientras me dejaban sola y encerrada en esa habitación.

 

A estas alturas ya estaba haciéndome una idea de lo que estaba ocurriendo, pero no quería creerlo, simplemente no quería. Procedí a vestirme con la ropa rota que me dieron, que me quedaba espantosamente grande, y me acosté en la cama, llorando y pidiendo al cielo que se acabe esta pesadilla. De repente escucha una voz muy familiar a un rincón de la habitación.

 

Vaya que sabes cómo tratar con la nobleza del lugar. La Alice que conocí hizo lo mismo, ¿Qué tienen las Alice de especial para estar frente a las reinas?—

 

Volteé rápidamente y vi a extraño niño del parque sentado en el suelo jugando con un balero.

 

¡¿Eres tú?!, pero, ¡¿Qué haces aquí?!— pregunté sorprendida, también con cierta emoción de satisfacción, ya que aunque realmente no sé quien sea ese niño, es alguien que conozco y me hace sentir tranquila.

 

Yo estoy donde quiera, cuando quiera, creo que ya deberías saberlo Alice— decía mientras mostraba una cara de concentración en sus tiros con el balero.

 

No lograba entender nada de lo que decía el niño realmente, pero desde el inicio él fue así.

 

¿Qué es eso de Reina?— pregunté al niño, que al parecer, él sabía más de éste lugar que los demás.

 

La dama de blanco, es la Reina de Corazones. Dirige el lugar al cual tienes el honor de estar. Vienen hombres y se llevan chicas, lo normal— responde el niño mientras jugaba con el balero sin cruzar miradas conmigo.

 

¿Honor de estar aquí?, ¡es horrible estar aquí, sólo un montón de locos quisieran estar en un lugar como éste!— respondo a tal insinuación del niño que seguía muy calmado.

 

Te equivocas Alice, si estuvieran locos no estarían aquí, están aquí porque usan la cabeza, como tú Alice—responde rápidamente después de que hice mi comentario.

 

¿No te entiendo niño?, ¿Qué me estás diciendo?— pregunto al niño.

 

“Busca y encontrarás”, dicen, pero lo que no dicen es qué encontrarás. ¿Tú tenías un vacío en tu interior, no es así Alice?, buscabas algo que llenara ese hueco en tu interior que aún con lo que te daban tus padres no podías llenar. Toda aventura necesita un primer paso.— responde el niño.

 

No comprendo a lo que el niño se refería, pero si la sensación que empecé a sentir en estos últimos días. Esa sensación de estar atrapada en una prisión en donde no podía ver las rejas que me estaban encerrando.

 

Aun así créeme, esta no es para nada una aventura, es muy diferente a lo que es una aventura— contesto al niño.

 

Lo diferente no es ni bueno ni malo, simplemente no es lo mismo. Para ti es malo, porque sufrirás, pero para los hombres que vienen, éste lugar es un paraíso, ¿Cómo definir si algo es bueno o malo cuando unos ven horror en cierta cosa y otros una belleza en la misma?— responde el niño mientras dejaba su balero en el suelo y se dirigía conmigo en la cama.

 

No comprendía del todo lo que decía el niño, aunque empezaba a ver que el niño intentaba ayudarme de algún modo que no podía entender.

 

¿tú vienes y vas a donde quieras porque puedes verdad?— pregunto al niño mientras éste usaba la cama de brincolin.

 

¡Exacto!— responde el niño.

—¿Puede mostrarme el camino para salir de aquí?— pregunto al niño con la esperanza de que me muestre como escapar del lugar.

Eso depende hacia donde quieras ir— dice el niño.

No importa mucho, mientras sea lejos de aquí— respondo al niño.

Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes. Al final los caminos llegan siempre alguna parte, pueden ser diferentes, pero al final son lo mismo.— menciona el niño.

 

—No lo entiendo, ¿acaso quieres volverme loca?— respondo al niño tratando de que me dé una respuesta clara por primera vez.

 

El niño deja de brincar y se sienta junto a mí, con una sonrisa que emanaba tranquilidad.

 

—Si estuvieras loca no estarías aquí en estos momentos— responde el niño mirándome con una sonrisa.

 

¡¿Qué?!—respondí.

 

¿Quieres encontrar un camino para salir de aquí? Solo unos pocos encuentran el camino, algunos no lo reconocen cuando lo encuentran, otros ni siquiera quieren buscarlo.— menciona el niño mientras que de su bolsillo saca un espejo muy antiguo, de estilo victoriano, los había conocido en una ida de la escuela a un museo de la ciudad.

 

El niño me da el espejo y me comienzo a ver en él.

 

Un reflejo a veces muestra más de la realidad que el objeto que imita.— menciona el niño mientras me miro en el espejo.

 

Enserio niño, no entiendo a donde quieres llegar.— respondo en tono de súplica para que me explique qué quiere decirme.

 

¿Quieres un camino?, tú eres el camino Alice. Si estuvieras loca no estarías aquí, porque la locura es la libertad de la realidad. La realidad es una ilusión de aquellos que te convencieron que esto es real, y tú los obedeces.— responde el niño.

 

Entonces, ¿esto no es real?— pregunto al niño un tanto consternada y confusa.

 

Eso depende de ti Alice. Tú estás aquí porque así lo quieres, o porque ellos te convencieron de que así lo querías.— responde el niño.

 

Claro que no, ¿Cómo voy a querer estar en un lugar en donde me violarán hasta la muerte?— respondo al niño.

 

Sigues pensando con la cabeza Alice. Eres igual que la Alice que conocí. Ilusa, inocente, ignorante de lo que estaba a su alrededor. Tardó mucho en comprender que el mundo que le rodeaba era solamente extensión de su ser.— menciona el niño mientras se bajaba de la cama.

 

¿Qué quieres decir?, ¿Qué todo esto es creación mía?— pregunto al niño retándolo por una respuesta.

 

El niño me dio una sonrisa y empezó a caminar hacia el rincón de la habitación, recogiendo su balero en el proceso.

 

La realidad es una ilusión que tú creas, sólo es real cuando tú quieras que así sea.— responde el niño.

 

Es estúpido, ¡¿Cómo va ser esto una ilusión, que no lo ves, es tan real como tú y yo?!— respondo al niño con desesperación a sus locuras sin sentido.

 

¿Estás segura?— menciona el niño mientras me mira y sonríe mostrando su dentadura blanca.

Cree lo que quieras Alice, al final tú creas que quieres para ti. Yo ya te di la salida, sólo falta de que creas en la salida— responde el niño mientras camina de reversa hacia el rincón oscuro de la habitación.

Espera, ¿A dónde vas?— me paro de la cama queriendo que no se vaya.

No estaré muy lejos, nos vemos Alice, recuerda, la realidad es una ilusión— responde el niño mientras desaparecía en el rincón de la habitación, solamente se veía su sonrisa blanca flotando en la oscuridad hasta que desapareció también.

 

En ese momento unos hombres entraron a mi habitación y me arrastraron hacia afuera. Me llevaron hacia la bodega donde había pasado y vi a la chica siendo violada.

 

Estaban varias personas sentadas, personas de traje, unos muy mayores, otros obesos y asquerosos, otros tenían un gorrito blanco en sus cabezas que no se las cubrían por completo. Todos parecían gente de mucho dinero. Atrás de ellos había hombres armados, también vestidos de traje y smoking. Chicas vestidas de meseras con ropa muy corta eran obligadas a atender los gustos de los señores del público, ya sea sirviendo bebidas o haciéndoles sexo oral, de lo contrario las mataban.

 

Me subieron a un escenario en donde había un espectacular arriba muy llamativo que decía Wonderland, adornado con naipes y colores muy llamativos. La señora de blanco estaba en un asiento preferencial en un balcón a lado del escenario. En el esenario estaba uno de los hombres delgados que había conocido anteriormente. Luego de llegar, los hombres grandes rompieron la ropa que tenía y me dejaron desnuda frente a todos en el lugar.

 

—Muy bien caballeros, iniciamos con el final de la noche con lo mejor que tenemos en nuestra colección. Tenemos esta exquisitez de niña, aunque ya es adolescente, mantiene esa inocencia de niña menor. Tez blanca, cabello castaño claro, unos divinos ojos verdes, figura escultural estilo fitness y lo mejor, es virgen. La puja inicia con 50 mil dólares.— menciona el hombre del escenario.

 

En ese momento, los hombres del publico empiezan alzar unas banderitas blancas ofreciendo una cantidad más alta por mí.

 

60 mil, tenemos 60 mil, ¿alguien da 100 mil?, 100 mil, alguien da más— gritaba el hombre del escenario.

 

Jamás pensé que mi vida terminaría así, soñaba incluso con ser veterinaria y ayudar a los animalitos, ahora estoy a la merced de bestias.

 

—Vendida al señor Cohen, muchas gracias señor— menciona el presentador mientras felicitaba al ganador de la puja.

 

En ese momento entre en sí, vi en el publico a un señor levantarse, un señor gordo, aunque no tan gordo como otros que estaban ahí, pero aún así muy asqueroso. El hombre se empezó a acercar al escenario lentamente, ya que estaba hasta el final del público. Mostraba una sonrisa enfermiza con los dientes amarillos por tanto fumar, se lamía los labios, feliz de lo que sea que pensaba hacer conmigo.

 

Estaba tan aterrado que casi quedaba en shock hasta que volteé arriba en el techo suplicando porque esto acabara, esta pesadilla, hasta que lo vi. En un andamio que sujetaba el techo de la bodega está a el niño sentado neceando los pies, a su lado estaba un pequeño gato negro, el mismo que había atacado a Lewis en esa fiesta. El niño me miró fijamente, mostrándome su característica sonrisa blanca que tanto me desconcertaba pero que en esos momentos me hizo recordar lo que me había dicho.

 

En ese momento quise creer, quiero creer.

 

La Realidad es una Ilusión— dije en voz baja.

 

El presentados volteó con cara de duda al ver que había hablado.

En ese momento volteo a verlo, ya sin miedo, tranquila y libre de cualquier terror u horror que me había invadido y le digo directo a su cara mientras también miraba a la dama de blanco, y sé que ella me miraba también.

 

La Realidad es una Ilusión—

 

En ese momento un temblor empezó a sacudir el lugar haciendo que aparecieran grietas en al suelo y las paredes. El temblor acabó y empezaron a escucharse risas, unas graves, otras agudas. Los hombres armados se pusieron en posición tratando de proteger a sus jefes.

 

En ese momento el lugar empezó a oscurecerse y de todos lados empezaron a aparecer unas sonrisas blancas ensangrentadas compuestas no por dientes, sino por colmillos, flotando en la oscuridad. Las sonrisas emitían entre risas y rugidos suaves. Las sonrisas empezaron a ser acompañadas por unos ojos, también flotando, de color azul muy fuerte, eran como unos ojos de gato muy grandes.

 

En ese momento lo hombres armados empezaron a disparar, pero rápidamente sus armas se atascaron y no hicieron ningún daño a esas extrañas sonrisas.

 

En ese momento la oscuridad dominó el lugar, las sonrisas dejaron de reír y todo dejó de verse. En ese instante solo se escucharon rugidos atroces, gritos y destrucción. En ese momento me desmallé y caí.

 

Desperté de noche en el parque que estaba cercas de la cafetería de mi escuela. Cuando me enderecé vi que el niño estaba en una de las sillas de piedra jugando con el gato negro de las otras veces.

 

Bienvenida Alice, veo que ya despertaste— menciona el niño dándome una sonrisa simple pero linda.

 

Veo que llevaba puesta la misma ropa que tenía cuando salí de la fiesta y fui secuestrada.

 

—¿Qué fue lo que pasó?, ¿realmente pasó?— pregunté al niño realmente consternada sin saber realmente que había pasado.

No lo sé, ¿tú crees que pasó?— responde el niño parándose y yendo hacia mi junto con el gato.

—Creo que deberías conocer a alguien, es muy parecida a ti— menciona el niño mientras me toma de la mano.

¿Quién?—pregunto.

Nuestra madre, todos somos hijos de ella, de una forma u otra, yo, esos hombres, incluso tú— responde el niño.

¿Entonces realmente pasó?— pregunté.

Ella puede darte las respuestas que buscas Alice, al final de todo ¿buscabas un camino, no?, ¿una aventura?—responde el niño.

La última aventura no fue muy bonita que digamos—le recuerdo al niño.

Tienes razón, pero ahora sabes que tú tienes el control de tu mundo, ¿o no Alice?— responde el niño.

 

Tuve curiosidad, un gran deseo de respuestas, jamás había vivido algo como esto, por primera vez en mucho tiempo sentí que ese hueco que estaba en mí había sido llenado y me sentí muy completa.

 

Acepte la propuesta del niño y nos fuimos de la mano siguiendo al gato que se dirigía a la oscuridad de los árboles del parque. Y no sentí miedo ni dudas, pues al final de todo, todos los caminos son lo mismo, y el camino soy yo.





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