13 Larga vida al Rey: Sangre de la Traición Parte II por Velkan Corvinus

 


Por Velkan Corvinus "el Viejo"


(Primera publicación en la revista "Caput No. 16"; Cuento 12vo de la línea principal del Codex Tempesta)


No estoy seguro si ya amaneció, o ya es otro día. Lucius me dio una habitación, del mismo estilo a la que estuve con Sophia, la diferencia es que no hay ventanas ni luz exterior. Desde que llegué a esta extraña catacumba llena de vampiros, “que se supone no existen”, he perdido la orientación del tiempo. Siento que desde que empecé a recordar quién fui antes, ya no se quién debo ser, ¿soy o seré Mordred?, ¿nunca fui Marcus?

 

Hola, ¿puedo pasar?— escuché una voz en la entrada de mi puerta; era Marishka, la hermana de Leonore. Marishka era de aspecto delgada, su pelo era lacio, color claro oscuro, entre castaño y castaño claro con tintes rubios sin ser rubio; era de ojos oscuros (cuando no eran rojos carmesí, su verdadero color), y su rostro eran de facciones finas, un poco alargadas, pero muy atractivo.

 

Claro, pasa.—

 

Marishka entró, y se sentó a los pies de la cama en donde estaba. Subió sus piernas, y se me quedó mirando, como niña extrañada y emocionada de tener a alguien “de leyenda” en su hogar.

 

¿Enserio eres Mordred?, ¿el legendario caballero que peleo junto a mi padre?— preguntó emocionada por una respuesta.

 

Es lo que todos dicen al parecer.—

Dime, ¿Cómo fue mi papá en esos tiempos?, ¿era tan sanguinario como dicen?—

 

Me sorprendió un poco esa pregunta, aunque no dudaba que el líder de los vampiros fuera alguien así, incluso todavía.

 

En mi cabeza están pasando muchas cosas, muchos recuerdos que tengo mezclados; recuerdos de quién fui, y de quién soy. Lamento no darte una respuesta todavía.—

 


Marishka expresó una cara de lamento, pero rápidamente su rostro cambió a un tono más alegre.

 

Eres lindo, ya veo porque mi hermana teme enamorarse de ti.—

—¿Enamorarse de mí?, ¿de qué hablas?— respondo muy confundido.

Nuestra bruja habló de una profecía, del regreso del futuro rey, el cual eres tú; también de que el futuro rey, sería reencontrado por su futura esposa, con la cual traerían a los herederos del nuevo mundo. Todos piensan, incluido mi padre, que Leonore será tu mujer durante tu futuro camino.—

 

¿Mi mujer?, una cosa son visiones, vampiros, y no se que otras cosas raras puedan haber, pero ¿esposa?, ¿hijos?, creo que eso sí no lo puedo creer.

 

Eso sí que es mucha información para mí, esa bruja, ¿quién es?—

Dicen que ha estado en este mundo desde tiempos de Qayin, dicen que incluso es una hija directa de Lilith.—

—¿Qayin?, tu padre me llamó Hijo de Qayin, ¿Qué es eso?—

—Lo conoces mejor como Caín; Qayin es tu padre, ya que eres de sangre directa de él, aunque está la línea de sangre qayinita presente en muchos humanos, tú eres de la línea directa de él, como de nobleza.—

—¿Entonces soy descendiente de Caín?, no se si eso deba sorprenderme.—

—Y heredero del Padre de la Rebelión, así es como se llama tu nombramiento en general, creo.— menciona Marishka con una expresión de no saber mucho del tema.

 

¿Quién es el Padre de la Rebelión?—

—Tu primer ancestro, de él viene la sangre noble de donde tú desciendes, el fue el primer Caballero de la Traición, el padre de Qayin, su nombre es Samael, “el veneno de Dios”.—

—¿Samael?, no me suena mucho ese nombre.—

Fue su nombre original, cuando sirvió a Dios. Al principio, según como mi papá nos contó la historia, fue el sicario personal del Demiurgo en contra de aquellos que osaran alzarse en contra de Yavé, hasta que un día recibió una revelación, similar a la que tú tuviste. Descubrió que no era creación ni hijo de Dios, y descubrió la verdad detrás de la mentira que Dios y sus más cercanos estaban protegiendo. Así que Samael, junto con otros leales a él, inició una rebelión en el cielo en contra del Demiurgo, pero perdió, y fue expulsado a la tierra y a sus infiernos, hasta la fecha no se sabe nada de él.—

—¿Expulsado del cielo?, no me digas que ese tal Samael no es otro que Lucifer.—

—Sí, así es como lo conoce el mundo actualmente.—

 

Vaya, soy la reencarnación de un caballero medieval, hijo de un rey mítico, que se supone nunca existió; soy hijo de sangre directa del causante de la muerte de uno de los hijos del primer hombre de la humanidad, y al parecer soy descendiente del Diablo, ¿me faltó algo más.

 

Esa bruja, ¿sabes dónde se encuentra?—

—Esta con mi padre y Leonore, como te dije, según la profecía, mi hermana será la futura madre de tus hijos.—

 

 

II

¡No!, ¡no puedo ser yo papá!— gritaba Leonore mientras se sentía confundida con lo que había escuchado de la bruja y su padre.

 

Hija, tu encontraste a Mordred, su lo trajiste aquí, es el destino que te tocó, además, ¿Qué estabas haciendo afuera del templo, con los humanos, cuando te dije claramente que no salieras?—

 

—Carmilla me dijo que no habría problemas, ya que tú dijiste que podría salir un momento.—

 

—¡Yo no dije eso!— Carmilla interrumpió abruptamente la conversación.

¡Claro que sí, no seas idiota!, estabas frente a mí cuando lo dijiste.—

—¡A quién llamas idiota, estúpida!—

—¡SILENCIO!— grita Lucius en una forma iracunda.

 

Explíquense de una forma calmada lo que ocurrió.— al parecer Lucius estaba muy intrigado en ese suceso.

 

Yo quería salir, que como dijiste, no podía, hasta que vino Carmilla y me dijo que tú me permitiste salir un rato para quitarme las ganas por un momento.— dijo Leonore con total sinceridad en sus ojos.

 

¿En que momento hice eso?, yo estuve todo el tiempo con Marishka limpiando su cuarto, porque la tonta tiro la sangre de su copa en la cama por andar experimentando con vibradores inalám… aaayyyy, jijiji.— Carmilla miró con vergüenza y temor a su padre, al haber revelado ese secreto.

 

Lucius, volteó a ver a Carmilla, con una mirada de enojo y desaprobación.

 

Luego hablaremos de eso Carmilla, cuando tu hermana esté aquí.—

—Pero eso no tiene sentido, te juro que estabas frente a mí, ¡eras tú!— dijo Leonore incrédula de lo que decía su hermana.

 

Lucius empezó a tener una mirada pensativa, hasta que, de reojo, vio una sombra desaparecer en la esquina de una pared.

 

—Eso ya no importa, como escuchaste a la Bruja, tu eres la mujer de la profecía, la futura esposa del futuro rey, ¿por qué te sientes tan aterrada y con desagrado?, es un gran honor, deberías estar honra…—

 

—¡Porque no es lo que yo quería para mí!— grita Leonore haciendo que toda la habitación quedara en silencio.

 

Yo quería ser libre, explorar el mundo por mi cuenta, hacer lo que mamá hizo antes de conocerte.— respondió Leonore un tanto triste mientras Lucius la miraba con compasión.

 

¿Le dices tú, o le digo yo?— dijo Carmilla a su padre.

¿Qué?, ¿de qué están hablando?— se sobresalta Leonore al escuchar esto.

 

Lucius toma un respiro y habla.

 

¿Sabes la historia de nuestra raza no es así?—

—Si, todos los vampiros somos hijos de Lilith, la he escuchado miles de veces.— responde Leonore un poco harta de esa historia.

Los vampiros somos linaje directo de los lilim, los descendientes de Lilith, pero tu linaje es diferente.—

—¿A que te refieres con diferente, de que hablas?—

—Después de saber de la muerte de Mordred, en la batalla de Camlann, leales a Arturo fueron a la casa de su esposa para matarla, no sin antes ella dar una buena batalla. Llegué tarde a la casa, aunque al parecer ella logró matarlos a todos antes de caer al suelo. Moribunda, me pidió que tomara sangre de su corazón y la guardara. Ella sabía que Mordred regresaría, pero al regresar estaría solo y confundido, ella no quería que su amor se sintiera así. Se sabía, por conocimiento de las brujas, que Mordred reencarnaría por deseos de la Madre Oscura, para terminar la guerra que inició, pero de su esposa, no estaba predicho; así que me pidió que buscara la forma de hacerla reencarnar en el tiempo en que Mordred regresara a este mundo.

 

Así que en parís, unos siglos después, conocí a un hombre, que se convirtió en mi amigo, un alquimista burgués llamado Nicolás Flamel; del que sabía muchas cosas sobre del mundo del que yo era parte. Le mostré mi deseo, que era el deseo de la esposa de Mordred, de reencarnar. Nicolás me mostró la manera, una forma de homúnculo, pero diferente, la cual ideo específicamente para este caso, lo cual me sorprendió; al preguntarle como es que era posible que supiera que buscaría esto, solamente me dijo que una voz le dijo que lo hiciera y le mostró una forma de magia rúnica con alquimia para poder lograr lo que yo quería en ese momento. No le presté más atención a eso y continué.

 

La sangre era solamente de mujer, así que necesitaría sangre masculina para crear a este nuevo ser, así que, ofrecí la mía. El embrión fue engendrado, sólo necesitaría una madre sustituta para engendrarlo, pero ya que no sabríamos cuando reencarnaría Mordred, supe que la madre sustituta debería ser una mujer inmortal, una vampira, como yo.—

 

—Pero, ¿eso que tiene que ver conmigo?— responde Leonore confundida por la historia.

 

Tu madre, Veronika, es tu madre que te dio a luz, pero no es tu madre de sangre.—

 

—¿A que te refieres con eso?— pregunta Leonore mientras lagrimas empezaban a inundar sus ojos y su voz a entrecortar.

 

Tu madre siempre supo, fue ella quien quiso en primera instancia. Tu madre y yo siempre quisimos a Mordred y su esposa, siempre fueron nuestros amigos y hermanos. Ella no quería que ese amor tan fuerte que se tenían se extinguiera, así que se ofreció para cumplir la voluntad de su querida amiga.

 

Tu madre siempre te quiso, y siempre será tu madre, pero tu verdadera madre es Leonore, esposa de Mordred, Hija de Qalmana.—

 

Al escuchar esto, Leonore rompe en llanto, saliendo corriendo de la habitación.

 

¡Leonore!— exclama Carmilla tratando de detenarla.

Déjala, tiene mucho que pensar.—

 

Leonore llega al altar principal del templo, iluminado por las velas y por lo luz de la luna que se infiltra a través de un hueco en la parte superior de la bóveda de la catacumba subterránea.

 

Hola— digo un poco apenado, ya que estoy viendo a Leonore un tanto devastada.

 

Se limpia rápidamente los ojos, sin dejar de mirar hacia abajo, en la mesa de piedra del altar.

 

¿Qué quieres?— dice en un tono molesto y triste.

Veo que las sorpresas no solamente fueron para mi.—

—¿Sabes lo que se siente que te hayan mentido desde que naciste y que ahora eres esclava de un destino para el que nunca pediste ser parte?—

—Si, es la historia de mi vida.—

—Claaaro, pues eres Mooordred, el salvador, el mesías.— responde Leonore en un tono sarcástico y molesto.

No solamente con eso, desde antes.—

—¿A qué te refieres?—

—Mi padre era un alcohólico que le gustaba golpearnos a mi y a mi madre, ese fue mi destino de nacimiento, hasta que decidí cambiarlo; estuve en muchas pandillas robando y lastimando, fue mi destino de mi inicio de vida, hasta que decidí cambiarlo; trabajé para hombres que vendían niños y niñas para porquerías que otros hombres adinerados querían, fue mi destino, hasta que decidí cambiarlo; y hubo un hombre en una motocicleta, al cual lo consideró como un padre para mí, que me tendió la mano y me dijo, “no estás solo en esto”, lo cual me hizo saber, que una carga pesada en tu vida, no necesitas llevarla sola por el resto de tu camino.—

 

Me acerco a Leonore, tomándola de las manos, en dirección hacia mí.

 

No se que revelación te hicieron, pero mínimo sabes lo mismo que yo. Tal vez el destino para el que fuimos llamados es muy grande, y más fuerte y poderoso que nosotros, pero una cosa si estoy seguro, si debemos cumplir con ese destino, si o si, será en nuestros términos, como nosotros queramos y donde nosotros queramos. Tal vez yo sea la reencarnación de un hombre del pasado, pero yo soy Marcus, tengo mi propia vida y mi propia identidad, y eso ningún destino me lo va a cambiar; no se cual sea específicamente tu caso, pero, si vamos a estar juntos en esto, déjame ayudarte a llevar esa carga que tanto te pesa, no estas sola, ya no más.—

 

Leonore empieza a llorar, mostrando una sonrisa en su rostro exudando una alegría de tranquilidad y bienestar.

 

Sabes, no parece mala idea que sea tu futura esposa después de todo.— dice Leonore con un tono risueño.

 

Desde el bar sabía que no te resistirías a mí, suelo tener ese atractivo con humanas y vampiras después de todo, era el destino nena.— digo bromeando con un tono fanfarrón mientras ella se ríe.

 

¿Destino?, ufff, si supieras lo que ahora se, te cagarías.—

—¿Te pido un favor?, no me lo digas, no traigo calzones extras.— respondo mientras Leonore suelta una risa, mostrando una carita muy linda y alegre, con esos ojos carmesí y esa ternura que me recuerda algo en mi que no se que es, ¿tal vez una memoria pasada?

 

Parece que la pareja ya esta lista para el viaje—

 

Al voltear, veo a un hombre con un pantalón y botas militares, vestido con una camisa negra con un símbolo blanco de una especie de estrella de ocho puntas hecha con flechas; llevaba una especie de chamarra o suéter negro con capucha, que lo hacía parecer un monje paramilitar; se podía apreciar que era de pelo largo, y tenía una barba algo crecida, pero lo que resaltaba era el color de sus ojos, azules, del mismo tono que los de Sophia.

 

¿Te conocemos?— pregunto intrigado, aunque, todas las personas con ojos de ese color que he conocido, nunca dicen algo que no me sorprenda.

 

En estos tiempos me llamo Jeff, pero me conociste en el pasado con el nombre de… Merlín.—

 

III

Lucius, solo en la habitación, empieza a sentir la presencia de alguien más.

 

Para ser un gato, haces ruido.— menciona Lucius a la nada.

 

De las sombras de una esquina aparece un niño; su vestimenta era antigua, como los niños londinenses de la era industrial, con su boina gris, pero lo que más resaltaba en el era su sonrisa, un tanto inquietante, y sus ojos azules, que pareciera que tenían luz propia.

 

Solo hago ruido, cuando quiero que me escuchen o me vean viejo amigo.—

 

—Dime una cosa, ¿fuiste tú el que se hizo pasar por mi hija Carmilla, para que Leonore saliera, no es así?— pregunta Lucius.

 

—Touché, me descubriste.— responde el extraño niño con un tono travieso.

 

—El Mago necesitaba el despertar rápido de Mordred junto con el de su mujer para iniciar con la siguiente fase de los planes de la Señora Oscura.— menciona el niño mientras camina por la habitación, viendo de forma curiosa el lugar.

 

¿El mago?, ya veo, Myrddin esta aquí, pero, ¿el mago te eligió a ti?, no recuerdo que se llevaran tan bien en el pasado.—

 

—Créeme, yo lo convencí, de lo contrario iba a llamar al otro travieso, que por lo que se, no te agrada en absoluto.—

 

Lucius reacciona un poco sorprendido, ante la posibilidad de que eso hubiese ocurrido.

 

No quiero a ese bastardo maldito cerca de mis hijas.— el niño suelta una pequeña risa mientras comienza a flotar, en posición como si estuviera acostado de panza al suelo, sujetando su cabeza hacia arriba.

 

¿Lo dices por lo que le hizo a la esposa del grandote pelirrojo?, al final le regresó su cabello y en compensación le dio su famoso martillo, con el cual intentó aplastarme una vez debo añadir.—

 

Simplemente no me agrada, es muy molesto y genera muchos problemas.—

—Tal vez, pero su caos es necesario para que las cosas puedan fluir Lucius.—

—Puede ser, pero no quiero ni necesito su caos.— el niño se ríe.

¿Qué es tan gracioso?—

—Es curioso que no necesites de su ayuda, al fin y al cabo, si no fuera por él, Leonore no hubiera podido existir.—

 

Lucius queda helado y sorprendido por lo dicho por el niño.

¡¿Qué?!, ¿eso significa que…—

El niño empieza a desaparecer en la oscuridad de la habitación, quedando solo su sonrisa flotando, hasta finalmente desaparecer. Lucius, volviendo a tomar su postura firme y recta, con sus brazos cruzados, esboza una pequeña sonrisa y dice:

 

Gigante bastardo.—

 

 

Prisión Estatal de Corcoran

California

 

Un cuervo se encuentra volando cerca de una prisión, en donde volando, se posa en la ventana del comedor en donde se encuentra un hombre, solo, sentado en aquel comedor. El hombre voltea a la ventana, y mira al cuervo. El hombre estaba vestido con la ropa que hay en las prisiones; tenía la barba crecida, sin estar larga, además de tener el pelo algo largo y alborotado; en su entre ceja tenía dibujada una especie de swástica, pero lo que más se distinguía de él, es su mirada, que reflejaba una locura que no se podía entender.

 

El hombre mira alegremente al cuervo afuera de la ventana.

 

¿El rey ya esta aquí?... bueno… Larga vida al Rey.—





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